Segunda vuelta electoral en Colombia ¿crónica de una muerte anunciada?
El
domingo se celebró en Colombia la primera vuelta de las Elecciones
Presidenciales. Este proceso estaba marcado por una serie de características,
siendo la más importante que el candidato Gustavo Petro llevaba la delantera.
Esta
es la tercera vez, creo, que este controvertido político se lanza a competir por las presidenciales y llega los
suficientemente lejos. Al parecer, la pésima gestión de Duque, además de la dinámica
interna del sistema político neogranadino ha gestado las condiciones idóneas,
para que dicho actor político de un batacazo.
Pero,
Gustavo Petro no es la única particularidad en el proceso. Existen otros
candidatos, algunos con mayor menor peso, pero resultó ser más relevante la
figura que ocupaba el tercer lugar en la lista de todos los analistas: Rodolfo Hernández.
Un
insider, que tiene un estilo vulgar, campechano y antisistema y que ha
conformado una liga anticorrupción, que muchos están comparando con Donald
Trump y Jair Bolsonaro. Dicha figura, ha mostrado cierta transparencia en el
discurso, llegando a decir groserías o a no encubrir su ignorancia en algunos
temas clave.
Hernández,
se impuso sobre Fico, el candidato del Uribismo —que está de capa caída—, y
ahora se medirá con Petro. Ambos representan un descontento del colombiano de a
pie con el sistema político, una manifestación más de la anaciclosis. Ahora bien,
estos políticos tendrán que medirse el 19 de junio en la segunda vuelta, una
que requiere mayores esfuerzos.
Para
Petro el escenario parece cuesta arriba, porque Fico y el uribismo ha cerrado
filas con su adversario. Para muchos, el dirigente de izquierda alcanzó el
techo de su poder electoral, y tal vez no consiga más votos. Pero, de acuerdo a
otros, si logra pactar o hacerse fuerte en la periferia del país, conmover a
los abstencionistas tendría una posibilidad. Vale la pena destacar, que el Polo
Democrático ha decidido darle su apoyo a Petro.
Este
grupo considera que los votos obtenidos por su candidato Fajardo, en las pasadas elecciones,
aunadas a lo conseguido por Petro
"representan la expresión mayoritaria de la ciudadanía para derrotar a la
maquinaria corrupta y clientelista del establecimiento y lograr un Gobierno
democrático".
Curiosamente,
esto poder ser el apoyo que necesita Petro, pues si bien el desempeño del Polo
no fue lo suficientemente bueno, si pueden tener el arrastre necesario para
mover a quienes se abstuvieron el domingo. El Polo podría realizar los pactos
que Petro no puede.
En
cuanto a Hernández, esta segunda vuelta exige de su persona dejar de lado el
discurso antisistema, buscar un acercamiento a las redes clientelares y pactar.
Lo que daría una idea de cómo podría ser su probable presidencia. Los sectores
que adversan a Petro no necesita mayores justificaciones para dejar de lado el sus
objeciones y acercarse a Hernández. Aun así, le falta mover más gente. Recordemos
que él consiguió solo un 28% mientras que Gustavo Petro lo superaba. ¿Las filas
de la derecha accederán a votar por tan pintoresco personaje?
El
escenario de aquí al 19 de junio está cargado de incertidumbre. Para algunos de
mis contactos la cuestión esta de anteojitos: la victoria de Hernández es
inminente para muchos. La naturaleza populista y conservadora del neogranadino,
los temores del pasado allanaran el camino a un personaje que muchos consideran
un inepto y un total desconocedor de cómo funciona el sistema a nivel macro.
Si
Hernández gana, es muy probable que no haga tanto como ha prometido. Veremos una
Colombia en constante pugna contra sí misma, porque todo está descontento se va
a volver contra la figura, cuando se revele incapaz de alterar la dinámica de
las élites. La inestabilidad puede volverse el son al que tendrá que bailar el próximo
gobierno.
En
cuanto a Petro, su victoria podría significar muchas cosas. El primero sería la
ruptura con los viejos esquemas. El sistema recibiría un nuevo aire. Pero, es
poco probable que los cambios sean significativo, al fin y al cabo estamos
hablando de una sociedad harto conservadora. Lo que también va a significar, es
que todo este descontento que lo ha llevado a posicionarse de primer, sería
canalizado y no se volvería contra el sistema. Se disolvería, ya fuese que le diesen
respuesta, ya fuese que se quedara todo en buche y pluma, como hemos visto en fenómenos
similares (Podemos en España, Morena en México)
Como
sea, el panorama no pinta bien para Colombia; y allí está el detalle.
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