Hablemos un poco de la Disputa entre Armenia y Azerbaiyán

 

Cada vez que termino un curso sobre Conflictos Internacionales Contemporáneos o Mantenimiento de la Paz y Seguridad Internacional siempre ocurre algo interesante, que si se hubiese desarrollado en el momento de las clases habría sido todo un fenómeno para explotar y estudiar.  Al fin y al cabo, no es lo mismo estudiar un conflicto que ya tiene tiempo, a hablar de algo que está fresco, mientras lo analizamos con las lentes académicas que se están impartiendo en clase. Aunque, también debo comentar, que de haber realizado ese ejercicio, no habríamos tenido un resultado concluyente.


En fin, al conflicto que me refiero es el de Nagorno Karabaj. La disputa de Azerbaiyán con Armenia por este terreno que desea separarse del primer Estado es algo de vieja data. El conflicto ha tenido sus altas y baja, pero ha sido durante esta semana que las ascuas, que parecían apagadas, se han avivado.

Esta disputa, en términos sencillo, tiene que ver con la configuración étnica y cultural del Cáucaso y Asia Central. Tenemos a Nagorno Karabaj, un territorio dentro de Azerbaiyán, que está conformado por una población que es de ascendencia o de origen Armenio, que desea volverse una república de facto, desmembrando así a Azerbaiyán. Obviamente, ningún Estado desea perder territorio (eso implicaría la perdida de potencial de poder) y la Azerbaiyán se ha negado aceptar esa escisión. Y a la larga eso ha terminado en un choque de fuerzas.

Este problema, que debería resolverse dentro de las fronteras de Azerbaiyán, se ha expandido más allá de estas, por muchas razones, siendo la principal que Armenia reconoce a este territorio que anhela la independencia. Y al estar conformada por personas de etnia armenia, la república se abroga el derecho de defenderlas. ¿Sencillo? en apariencia sí. Aunque, de ello no hay nada. Esta causa, de índole estructural, se repite por toda Asia Central y el Cáucaso y otras regiones del mundo. Este es, en esencia, el mismo  cuento de Ucrania, Crimea y Rusia ¿Sí lo ven?

Pero, en el caso de Nagorno Karabaj la cosa se complica aún más, porque este territorio no es el único que esta guapo y apoyado. Verán Azerbaiyán tiene una alianza con Turquía, que a su vez considera que Armenia es un peligro para la región —recordemos que Armenia y Turquía tienen animosidades que datan de la época del imperio Otomano, y el genocidio armenio— y por lo tanto una suerte de enemigo existencial. No conforme con ello, recordemos que Armenia tiene amistad con Rusia, que siempre ha apoyado. Y luego tenemos a otro actor clave que es Irán. La República Islámica se ha mantenido al margen, en gran medida porque está en una situación comprometida. Azerbaiyán le es cercano porque ambos pueblos profesan el Islam, especialmente la vertiente chiita, además que dentro de Irán hay una buena cantidad de población azerí. Por lo tanto tiene un interés cultural y étnico.

A pesar de lo dicho, no se puede afirmar que Azerbaiyán y su conflicto sea algo que le interese a Irán. En realidad, debido a que el Sur de Cáucaso siempre ha sido territorio de Rusia y Turquía, Irán ha tenido poco interés en la zona. Su mayor preocupación ha sido Azerbaiyán y eso se debe a que dentro de la república islámica hay una buena población azerí.

Si consideramos el panorama como un tablero de ajedrez, Irán necesita que Azerbaiyán este en un posición débil —le convendría que el conflicto persista, pero este contenido— porque así no representa un peligro. Además, de una eventual excusa para intervenir. Pero, todos sabemos que Irán, cuando se trata de esta disputa, siempre ha decantado por Armenia. Apoyar a este último, le permite poner en jaque a dos adversarios: Turquía y Azerbaiyán.

Bien, comprendemos a Irán, pero ¿Qué pasa con Rusia y Turquía? La primera, a pesar de apoyar a Armenia, ha optado por moverse dentro del contexto diplomático. Se ha movido la OCSE y el grupo de Minsk, como un medio para resolver la disputa. La razón no está solo en el hecho de que una solución negociada y diplomática le daría más prestigio, sino que por esa zona cruzan muchos de sus oleoductos y gasoductos, por lo tanto una guerra en el Cáucaso Sur, podrían en riesgo los negocios que Rusia tiene en la zona. Además, a la Federación no le conviene otro conflicto, con Siria y Ucrania ya tiene suficiente.

En el caso de Turquía la variable económica debería tener el mismo peso. Mucho de los gasoductos que viene de Rusia y Asia Central pasa por su territorio, pero antes deben pasar por Azerbaiyán y Armenia, por lo tanto un conflicto allí no es producente. Pero, el presidente Erdogan, al parecer ha hecho su análisis valorativo con base en otras variables. Asi pues, ha apoyado la aventura de Azerbaiyán, considerando que el panturianismo y las alianzas existente tienen más valor que lo demás.

En la imagen se ven los gasoductos que van del mar Caspio a Europa, pasando por Azerbaiyán, Georgia y Turquía y lo cerca que pasan de la zona en disputa. 

Resumiendo, podemos afirmar que las causas detrás de este conflicto responden a: 1) la diversidad étnica, religiosa y civilizacional del Cáucaso y 2) a los intereses de tipo económico. (Nagorno Karabaj es rica en recursos. De alcanzar su independencia, Azerbaiyán no solo perdería territorio, sino que perdería valiosos recursos) 3) los proyectos geopolíticos de Turquía, que desea ganar más áreas de influencia.

Así pues, si no alejamos un poco, veremos que aquí se está desarrollando un pugna mayor que es la carrera entre Rusia y Turquía por una zona de influencia rica en recurso, pero sumamente inestable. Una disputa que es de vieja data, pero que se ha intensificado por los proyectos políticos e ideológicos de sus gobernantes. Eso, sin tomar en cuenta, el papel que juega EE.UU[1]. En esta ecuación.

A riesgo de ser agoreros, podemos adelantar que este conflicto se intensificará, seguirá haciendo mucho Ruido, pero luego irá bajando la temperatura, a medida que ambos contendiente van perdiendo empuje, ya sea a raíz del desgaste producto del uso de la fuerza; ya sea porque la diplomacia en OCSE surte efecto.

Por último, deseo acotar algo. En una entrevista en Globovisión, vi una analista desarrollando este tema. La señora fue muy acertada, tocó muchas variables… pero, su análisis se vino abajo cuando estableció un paralelismo entre este conflicto y la situación en Venezuela. Puso ambos fenómenos en el mismo nivel del tablero, les dio la misma importancia. Y lo cierto es, que no lo tienen. Son dos cosas diferentes, y no hay paralelos entre ambos. Decir lo contrario, es faltar a la verdad y exacerbar esa fantasía que tenemos los venezolanos —de lado y lado— que nos dice que Venezuela vendría serla cosa más importante del mundo, después de Jerusalén. Ese cariz excepcional venezolano es pernicioso, recomiendo, para curarse en salud, buscar el Perfil y la Sombra de Simón Alberto Consalvi.

 



[1] EE.UU. ha guardado silencio, tal vez porque están en elecciones. Pero es harto conocido, que EE.UU. mantiene su doctrina geopolítica de crear un cordón sanitario alrededor de Rusia. Esto, como explicaría Mearsheimer responde a la necesidad del hegemón por derrotar a sus adversarios en su propio territorio.

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