¿que pasó en Chile y que pasa en Bolivia?

 



La Convención Nacional Original 

Siento que me estoy malacostumbrado a andar opinando, pero estos días he sido testigo de una serie de eventos que llaman mi atención. Con cierta tristeza, he visto como algunos colegas están opinando a la ligera, dejándose llevar por sus deseos, más que por un análisis medianamente sesudo.


Los temas que han prendido las alarmas y que están generando expresiones ligeras han sido el referéndum —me niego a llamarlo Apruebo— realizado este fin de semana en Chile y los últimos eventos ocurridos en Bolivia. El primero llama mi atención porque he observado  como colegas dicen que Chile desea transitar el mal camino de Venezuela, Bolivia y otros países que han realizado proyectos constituyentes.  Por otro lado, observo como algunas personas “comprometidas” con la izquierda están celebrando el resultado de la consulta popular como una victoria de ellos. Pareciera, que no entienden que ha pasado en Chile.

Es por ello, que debemos hacernos la siguiente pregunta ¿Qué ocurrió en Chile? Sencillo, el gobierno realizó una consulta popular para determinar si el pueblo estaba de acuerdo con conformar una Convención Nacional que se dedicaría a redactar un nueva Constitución. Este proceso se realizaría durante el año 2021 y tal vez les tomaría llegar al 2022. Probablemente para finales de ese año Chile este consultando, de nuevo, a su pueblo si desean ratificar esta nueva Carta Magna.

En el ínterin, esta Convención —A diferencia de lo ocurrido en cierto Estado sudamericano del cual no deseo acordarme— se dedicara únicamente al proceso de discusión, negociación y redacción del texto. Curiosamente, esta convención será conformada con cierta paridad. Así pues, habrá paridad entre hombres y mujeres, lo que significa que habrá un multiplicidad de tema que se podrán incorporar a la agenda. Esto suena interesante, pero a la vez me parece poco relevante, al fin y al cabo las mujeres pueden ser tantas o más conservadoras que los hombres; pero si es la decisión del pueblo, pues que se haga.   

Como ya dije, la Convención se dedicará a la tarea que debe hacer el poder Constituyente, dejando que los otros poderes ejerzan sus funciones. Esto me parece un excelente ejercicio de equilibrio de poderes. Se entiende que la Convención tiene su origen y legitimidad en las fuerzas fundacionales, pero respetan las competencias y el rol que tienen los demás poderes.

Esto es lo que se aprobó el fin de semana en Chile. Este evento es resultado de una crisis que se desató el año pasado y  que tirios y troyanos adjudicaron al Grupo de Puebla, al Chavismo y… con tiempo, seguro se la adosaban hasta a los reptilianos. Lo cierto es, que todo esto es producto de una gran causa: el sistema chileno se estancó.

Todos hemos oídos que el Chile es una de las sociedad más desiguales. Donde no hay nada público e impera un modelo económico liberal a raja tabla. Esto, junto a un sistema político no muy diverso garantizó cierta estabilidad, pero a la vez estaba gestando cierto malestar. La desigualdad social, económica, étnica, política entre otras siempre termina, como la lava, encontrando su camino. Y en el caso de la nación austral esta es la forma como se ha manifestado. Simplemente estamos frente a un sistema que se está regulando para no sucumbir a la entropía.  Esto es normal, y debemos verlo sin el lente ideológico.

No es un triunfo de la izquierda. Dudo que muchas personas que fueron a votar se consideren de izquierda, menos de la tendencia que ha imperado en la región. Tampoco es un triunfo de esta corriente, porque todos los sectores de la sociedad chilena participaran en la Convención. Así pues, los sectores que podríamos identificar con la Derecha estarán presentes para defender sus cotos de poder. Tal como leí en una entrevista de BBC Mundo, esta es una oportunidad para mejorar las cosas. Las posibilidades son muchas y pueden ser beneficias. En el artículo se comparaba el proceso con la última constituyente realizada en Colombia. Esta, por cierto, se llevó a cabo en medio de unos de los momentos más oscuros de esta nación.  

Así que, en líneas generales no creo que ningún sector ganó y ninguno perdió. Esta Convención traerá consigo mucha negociación entre factores de poder, lo que no es garantiza que una solo postura impere.  Aunque, a riesgo de contradecirme, si creo que ganó alguien: la democracia.

Chile es una de las democracias más jóvenes. Tenían ya treinta años —aproximadamente— con la Constitución redactada por Augusto Pinochet; creo que ya era momento de hacer una constitución que se adecue a los nuevos tiempos, pero en especial a una democracia totalmente diferencia. Ahora, solo nos queda observar cómo se da el proceso, y como, después de 30 años y el quiebre de un sistema político, se consolida la verdadera transición a la democracia en Chile ¡Ya era hora!

Ufff esto se extendió. El otro caso que deseo comentar es Bolivia. La semana pasada vimos como hubo un mal manejo de los tiempos y las declaraciones en lo que respecta a los resultados de las elecciones. Luis Arce y la actual presidenta jugaron posición adelantada. Uno declarándose ganador antes de tiempo y la otra reconociendo, especialmente antes de que el ente competente se pronunciara. Para su suerte, al final de la semana los resultados del TSE coincidieron con los de Arce y todos felices.

A este cuento luego le salió la arista de Evo Morales. Por suerte, para Arce y Bolivia, el expresidente Morales visitó Venezuela y en las últimas declaraciones dijo que volvería a Bolivia, pero no se involucraría con el gobierno.  Esto es un buen espaldarazo para Luis Arce, pero conociendo al personaje y la naturaleza del populismo, seguro que no tardará mucho en andar mirando sobre el hombro del nuevo mandatario.

Pero, esto no es lo  peor que le ha ocurrido a Bolivia. No, el cuento no termina aquí. La situación amenaza con volverse compleja, pues un Coronel del Ejército de Bolivia ha decidido asumir una Junta de Transición Cívico Militar.  El reclamo de este Coronel es que se cometió fraude y que la Comunidad Internacional les ha dado a los comunistas un espaldarazo. De aquí salió un llamado a rezar para que se realice un golpe de Estado que saque del poder al nuevo mandatario —Arce no se ha hecho con la banda y ya le quiere quitar la corona y el cetro— lo que pone en evidencia lo compleja que es la situación en Bolivia.

Bolivia es la nación sudamericana que más golpes de Estado ha sufrido, eso da cuenta de su estabilidad. También es una sociedad profundamente dividida. En efecto hay dos Bolivia: Santa Cruz y el Resto. Una blanca  y la otra mestiza. Ambas pugnas con la otra, la segunda por ser multicultural, plurinacional  e inclusiva, la segunda por volver a un statu quo casi colonial.   Como sea, mientras estas dos fuerzas se desgarran; en medio esta una Bolivia que pareciera condenada a no levantar cabeza.

De nuevo, aquí podemos ver que es un problema que va más allá de lo ideológico —al igual que Chile— este es un problema de estabilidad, de gobernabilidad y de calidad de vida. Una cuestión estructural. Chile no está buscando una probada de lo que ocurre en Venezuela y Bolivia no tiene el gobierno que se merece. La primera lo que quiere es un mejor democracia y la segunda ni siquiera ha tenido  la oportunidad de disfrutar de un gobierno que le sea favorable y estable.

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