A un año del Conflicto: Guerra en Ucrania

 



Ya se cumplió un año desde el inicio de la Guerra en Ucrania. A pesar de las voces alarmistas que predecían que esta sería la antesala a la tercera guerra mundial o que sería una guerra rápida ya que la Federación Rusa contaba con suficiente tecnología para avasallar a Ucrania y a sus aliados, lo cierto es que este conflicto se ha estacando.

En aras de la verdad y el análisis hay que acotar que la situación preocupa, no por las implicaciones económicas y política que tiene el conflicto. Al fin y al cabo, en Siria y Yemen se mantienen conflictos que durante bastante tiempo estuvieron en el centro del escenario y ahora se siguen ejecutando en un segundo plano. Lo que de verdad llama la atención es que este conflicto ha sacado a China de su letargo y usual neutralidad. Hace unos días dicho Estado realizó un propuesta 12 puntos  cuya intención es la de ofrecer una solución al conflicto.

Al leer los puntos, a mi más que una solución me parece que ofrece puntos clave para preparar un escenario que sirva de plataforma para restablecer el statu quo. Porque lo cierto es que los puntos no dicen nada de verdad. Creo que los únicos relevantes son los que exhortan a no atacar las plantas de energía atómica y al no uso de este tipo de armamento.

Las respuestas a la propuesta, tanto de parte de Rusia como de parte de los EEUU y Ucrania lo que único que nos dice es que ninguno de los bloques tiene en mente buscar una verdadera solución al conflicto. Rusia ha dicho que las condiciones para llevar a cabo dicha propuesta no están planteadas. Así que si bien el gesto de los chinos es relevante se ha quedado en eso: un gesto.

Frente a este escenario hay que preguntarse ¿Es posible alcanzar una solución a este conflicto? En termino más sencillos ¿Podremos alcanzar una paz minimalista en Ucrania? A primera vista yo no apostaría por ello. Creo que lo más probable es que el conflicto se estanque, que quede allí como están los de Siria y Yemen. El conflicto alcanza una nueva meseta y comienza a caer hacia sus eventual disolución (Eso si vemos la cuestión como una campana de Gaus) o deja de ser una meseta y comienza remontar.

Considero, con cierto atrevimiento, que la fase de meseta se va a mantener por un tiempo considerable. Solo basta ver un artículo de la BBC mundo, titulado Guerra en Ucrania en gráficos: cómo ha cambiado el conflicto desde el inicio de la invasión rusa hace un año. De Lorna Hankin y Rafael Chacón, donde podemos observar que el avance iniciar y avasallador de las fuerzas rusas han sido contenidas.

Rusia se encuentra, en estos momentos ocupando un terreno de Ucrania con forma de Media Luna que crea una suerte de corredor que les permite unir a la Federación con Crimea. Pero, si se compara la situación actual con el dominio del teatro de operaciones que tenía en marzo del 2022 la conquista Rusa se ha visto reducida. Contraída en gran medida. En otro contexto esto podría considerarse una ganancia mínima para cada Estado.

Pero tomando en cuenta que estamos en un sistema internacional contra Bellum, donde la guerra no es el mecanismo idóneo para la resolución de conflictos, y donde la soberanía y la preservación de la integridad territorial es el norte, tal resultado no es aceptable para Ucrania y para el sistema internacional en general. En el caso de Rusia está en juego su prestigio y el argumento inicial de la existencia de una gran conspiración nazi en Ucrania, tampoco puede echarse atrás, aunque siendo sincero solo basta observar ese corredor para ver Rusia ha conseguido un objetivo geopolítico idóneo.

En la Guerra de Ucrania hay mucho en juego. Ojo, yo no creo que este conflicto vaya a escalar, si no lo hizo en 2022 no creo que ocurra ahora, pero no lo descarto. Pero es cierto que las potencias han puesto suficiente en juego y  de no resolverse este conflicto de una forma idónea o favorable al sistema creado por las potencia después de la segunda Guerra Mundial se va a establecer un precedente peligroso. Vamos, sería un retroceso de una buena cantidad de años. Al fin y al cabo el mensaje que se envía es que de nuevo estamos en el Viejo Oeste y todo Estado que desee apoderarse del territorio del vecino puede hacerlo.

Está en juego las nociones de Soberanía Westfaliana —recordemos que este conflicto inicial con dos regiones que se  quiere separar y una potencia de primer orden reivindicando ese reclamo y pasando a la acción para apoyarlo—, y la integridad territorial. La guerra no debe ser, no puede ser, el instrumento para resolver los problemas. Tienen que haber un camino donde la estructura se repare y se llegue a una solución donde la Estado-Nación no sea el sacrificado, este caso Ucrania.

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