Ciencia Ficción y Politica I




Cuando me gradué de licenciado yo tenía en mente escribir unos cuantos artículos políticos, donde ejercitaría lo aprendido. Una de esas ideas era la de hacer uno sobre la ciencia ficción y la política. En aquel entonces acometer tal gesta me pareció todo un reto, me preparé y me lancé al campo de batalla, pero cuando atravesé unos cuantos metros de la tierra de nadie, surgieron un sinfín de inconvenientes. Abrumado por todas las contrariedades, ordené una retirada y abandoné el proyecto. En mi defensa he de decir que tengo millones de proyectos a mitad de camino —es algo de los escritores— y en segundo lugar no contaba con las herramientas.Ahora han pasado 7 años y después de leer y conversar mucho con gente versada, creo que puedo hacer algo. Cuento con más herramientas y conocimientos, además de un espacio donde exponerlo.


Cuando hablamos de ciencia ficción, nos referimos a una categoría de la literatura especulativa que explora las posibilidades que traen consigo los posibles o probables adelantos científicos. La mayoría de las obras, versan sobre el impacto de la ciencia en la sociedad. Vale la pena destacar, que esto es en buena parte de las obras de ciencia ficción, pues hay otra vertiente, más cercana a la aventura o la fantasía que dejan las especulaciones  en un segundo plano o no existen del todo.

Lo último hizo, en los inicios del género literario, que la ciencia ficción fuese percibida como mala literatura. Y es que la mayoría de la ciencia ficción de finales del siglo XIX y bien entrado el siglo XX, tenía más que ver con la aventura y fantasía que con la ciencia ficción (o lo denominamos  ciencia ficción en la actualidad). Claro está, existen algunas excepciones como Frankenstein de Mary Shelley (para mí la primera historia de ciencia ficción) y los trabajos de H.G. Wells.

¿Cómo cambió el género? Pues se le adjudica al señor Michael Moorcock —autor del ciclo del Campeón Eterno— la creación de la Nueva Ola. En una antología, creo, este autor británico motivó a otros escritores de ciencia ficción a tratar nuevos temas. Dejar de lado la correría por el espacio salvando princesas en Marte o el planeta Mongo, yendo de un lado a otro con sables de luz, pero abordar otros temas. Así la ciencia ficción se hizo más mundana y filosófica. Surgirían  nuevos enfoques y apareció, o se hizo notoria, la ciencia ficción blanda, la dura, la social, la militar y pare usted de contar todas la clasificaciones que el mercado puede crear.

Este apartado es importante porque aquí la ciencia ficción hizo un click muy interesante. Que les permitió a los escritores, realizar sus observaciones y advertencias sobre la sociedad. Eso no quiere decir que no lo hayan hecho con anterioridad, pero ahora se hace evidente. Y adquiriendo o reafirmando esa  capacidad que tiene la literatura para criticar la realidad, para prevenir y hablar de política, es que se hace fácil —para algunas personas— leer entre líneas el mensaje y analizar una obra desde el lente de los estudios políticos.

Es necesario acotar que cualquier obra puede ser interpretada desde el punto de vista político o politológico, pero con algunas es más fácil que otras. También quiero resaltar, que no es sencillo para todo el mundo; a veces hay obras tan llamativas y complejas que toma algo de tiempo encontrar el mensaje entre capas y capas de purpurina. Tampoco es muy fácil para nosotros, y con ello me refiero a quienes estudiamos la política, hacer una interpretación en clave politológica de una obra. Muchas veces una obra tiene más de una lectura, lo que puede dificultad el ejercicio, pero también lo hace sumamente interesante.

Lo que sí puedo decir, con toda certeza, es que un verdadero estudiante de ciencias políticas, sabe que ha alcanzado el punto de no retorno, cuando no puede evitar ver cualquier cosa en clave politológica. Sí, esta disciplina lo retuerce tanto a uno que a veces no disfrutas una obra, porque comienzas a verla desde tu parcela de la realidad y comienzas a buscarle significados ocultos e intencionalidad. En algunos casos es más fácil, especialmente con sagas cinematográficas y televisivas como Star Wars, Star Trek o Babylon 5. Algunas veces es muy difícil.

Surge entonces una interrogante ¿Cómo, o por qué, podemos hacer eso? Pues, sencillamente porque el arte nos facilita la cuestión. Verán podemos comprender al arte como aquel conjunto de actividades humanas de naturaleza creativa, comunicativa y subjetiva, que con mucha frecuencia tiene una finalidad estética. En este caso buscan producir belleza, conmover, despertar emociones o inducir a la reflexiones. Como un ejercicio o manifestación del espíritu humano, ya sea en su totalidad o individualidad.

La capacidad para hacer y apreciar el arte es algo inherente a la humanidad a través del tiempo. Es una de las tantas características que nos permite diferenciarnos de los animales. El arte —de acuerdo a muchas definiciones— carece de utilidad evidente o tiene un fin práctico. Por lo que se puede afirmar que el arte existe por el mero hecho de existir.

El rasgo más destacado del arte, es su capacidad de pervivir a través del tiempo, lo que permite a una generación o cultura posterior conocer la historia, creencias, lenguaje y sensibilidades de una época pretérita. Desde este punto de vista el arte es una suerte de radiografía del pasado, por lo tanto un elemento histórico.

Dada la relación Arte-Sociedad-Historia podemos decir que este es uno de los elementos que reivindica al hombre como creador. Además de reafirma nuestra condición humana (Hannah Arendt lo explica muy bien en el texto del mismo nombre, pero no tocaré ese tema, porque esas son honduras en las que no estoy muy versado). Entonces artes y realidad están emparentadas. Y, ¿saben ustedes que más cruza y construye o dar forma a la realidad? Sí, señores: la política.

En su texto Idea de la Política, Manuel García-Pelayo nos habla de los fenómenos políticos y los politizados. Estas categorías nos permiten tener una visión más amplia y acometer el ejercicio que estoy tratando de hacerle prefacio.  Citamos lo siguiente

La estructura política: a) por una parte, está articulada a otras estructuras (sociales, económicas, culturales, etc.), lo que implica su condicionamiento y, a veces, su determinación por fenómenos pertenecientes a ellas; b) por otra parte, puede atraer y vincular a su ámbito fenómenos pertenecientes a otras esferas de la realidad, es decir, a otras estructuras. Por consiguiente, la realidad política está constituida no sólo por los fenómenos estrictamente políticos, sino también por los fenómenos politizados, dentro de los cuales hay que distinguir, a su vez, entre los fenómenos políticamente condicionantes y los fenómenos políticamente condicionados. (García-Pelayo, 1968: 21)

Por ello podemos entender, que existen fenómenos eminentemente políticos: cuya sustancia y existencia es de una naturaleza estrictamente política. Dentro de esta categoría puede englobarse fenómenos como: partidos políticos, el Estado, la política interna o la externa, las normas, las ideologías y un largo etcétera.

A su vez existen los  fenómenos politizados, que vienen siendo aquellos que sin tener una naturaleza política puede adquirir esta cualidad en determinados momentos. De dicha forma, estos fenómenos permiten tender puentes entre los sistemas políticos y los de otros sistemas que conforman la realidad. Aquí cabe un sinfín de eventos, pues cualquier manifestación social, natural y espiritual es susceptible de politizarse.

La politización, a su vez, llevó al maestro a considerar cierta especificidad, que puede definirse como:

Fenómenos políticamente condicionantes. Por tales se entiende a aquellos que no siendo políticos en sí mismo, puede tener efectos o incidencia en la política.   Y  los fenómenos políticamente condicionados, que son los que no tiene naturaleza política, pero sus aspectos pueden ser afectados, condicionadas o determinadas, bajo ciertas condiciones, por motivaciones políticas. En términos más parcos podemos decir que estamos frente a un fenómeno que puede ser deformado o ajustado por el influjo de factores políticos; de tal forma que estos pierden su naturaleza artística, económica o científicas; para volverse política.

Con esto queda claro que hay fenómenos que tienen una naturaleza política, otros que pueden condicionar a la política  y algunos que pueden ser politizados. Curiosamente, el arte puede ser objeto de todas estás “manipulaciones”. Por lo tanto, una obra artística, y en el caso que nos ocupa,  la ciencia ficción puede entenderse como un fenómeno politizado, o políticamente condicionado o condicionante.

Volviendo al punto de partida, realizar una interpretación correcta nos obligaría a determinar si el autor de verdad tenía la intencionalidad política, en caso contrario estaríamos viendo lo que deseamos ver. Existen unas series de herramientas analíticas que se encargan de ello, como son la historia conceptual y la historia intelectual. Pero, como esas tampoco son honduras que me interesen y no estoy muy versado, nos mantendremos en la superficie. Por lo tanto nuestra lectura se limitara a establecer paralelismo, o comprender la obra desde nuestra lente, claro está sin forzar la barra o rizar el rizo.

Bien, se supone que esta entrada iba a ser una reseña sobre 1984 y las distopías, pero veo que el caballo animó y dejé de lado la brújula y el mapa. He terminado con una introducción sobre la relación entre la disciplina y la ciencia ficción. Y, siendo sincero, era menester realizarla para comprender la tarea a realizar. Espero dentro de poco hablar un poco de la literatura distópica y la utópica antes de reseñar el texto. Mientras a modo de conclusión puedo decir que: Arte y política están vinculados, en tanto que ambas son manifestaciones del ser humano. Un producto del espíritu, el otro producto inherente de la interacción entre sus pares. Y que la primera puede ser condicionada por la segunda, puede afectar a la segunda. Además que algunas personas o la misma política pueden tergiversar al arte.

También que realizaremos un ejercicio para ver la relación entre la política y las obras literarias que voy a trabajar. Dicho de otra forma, vamos a leer algunas cosas en clave política.

Bibliografía

García-Pelayo, M. (1968) Idea de la Política. Editorial Fundación Manuel-García Pelayo. UCV. Caracas-Venezuela.

Comments

  1. Muy interesante mi estimado, espero que poco a poco vayas ahondando más en estos temas.
    Está el caso del Cyberpunk que como de seguro te has dado cuenta, es todo un subgenero que está fuertemente politizado.

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    1. Muchas gracias por comentar. Sí, me meteré con el cyberpunk, pero la intención luego de este prefacio es realizar algunos análisis y explicar ciertas cosas.

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