¿Es posible que caiga el Gobierno Cubano?





Entre el 11 y 17 de julio del 2021 ocurrieron en Cuba una serie de protestas. Estás tenían su origen en el descontento la población y otras causas tales como; Embargo económico de Estados Unidos contra Cuba; Escasez de alimentos, medicamentos y crisis económica; Gestión pública de la pandemia de COVID-19 y el Autoritarismo (sistema de partido único, restricciones a la libertad de expresión y libertad de reunión).  La gente esperaba un cambio de sistema, y lo que se alcanzó fue una serie de ajustes económicos.

Yo, en su momento, no quise opinar sobre el tema. En gran medida se debe a que estaba ocupado con mis clases, pero también porque deseaba ver que iba a pasar. Dentro de poco, se cumplirá un mes de ese evento. Y por eso, creo que ya se puede opinar con más calma.

Por aquellos días, si llegué a hablar con unos amigos —y mi mentora— sobre el tema. Especialmente porque habíamos leído en algunas RRSS, que la caída de Cuba estaba cerca y que su fin equivaldría a la caída del muro de Berlín. Esto último, encendió mis alarmas, porque estamos hablando de dos eventos radicalmente diferentes, Y que no tendría el mismo impacto. Por otro lado, también levantaba mis alarmas, porque yo no veo posible la caída del régimen cubano, no al menos de esa forma. Aunque la fórmula que siguen los procesos de transición inicia con protestas de este tipo, pero no tienen efecto hasta que no haya una fractura interna. Y el sistema cubano a mí me parece monolítico y uniforme.

Así que aquí comentare las razones por las cuales las probabilidades de que el gobierno cubano caiga.

El Sistema político cubano no depende de una base social para conseguir apoyo:

¿Cómo se traduce eso? Pues en otros países democráticos hay un proceso electoral donde las personas votan y eligen a sus autoridades. Esto hace que aquellos que representan a su electorado deban rendir cuentas. También les obliga a estar en buenas condiciones con su electorado. Si lo hacen mal, pagan el precio. Esto se puede reflejar de una forma: perder el puesto.

Pero no solo eso, la pérdida de esta base social también implica algo importante para el ejercicio del poder: la legitimidad. Sin el apoyo de la base, sin el conceso de la mayoría un gobierno no es legítimo. Eso es clave en casi todos los sistemas políticos del mundo, aun en Venezuela.

Pero, en Cuba no es así. Ya que el gobierno cubano se sustenta un sistema autoritario, con un partido único y una Asamblea Nacional Popular de la cual deviene todos los poderes. La Asamblea designa a las figuras desde los diferentes poderes, por lo tanto estos actores políticos se deben a la Asamblea y al Partido. El pueblo entra esta ecuación cada 5 años ratificar o no, a los nuevos miembros de la asamblea. Pero, tomando en cuenta estas características es evidente que todo se queda en lo formal.

Tomando en cuenta lo expuesto, no nos debe extrañar que durante las protestas al gobierno le importara poco reprimir brutalmente a su población. Y que estas protestas no les quitaran el sueño. Excederse con la represión no les restaría ni les sumaria más legitimidad.

El sistema cubano es totalitario.

Un amigo me contó una vez que el sistema médico cubano siempre está informado. Funciona así: una vez, al final del día, el ministro de salud cubano se sienta en una mesa con todos los representantes de las provincias. Ya sea en físico o por video llamada. Estos le rinden cuenta al señor de lo que han hecho. Les presentan las estadísticas, los avances del día, los ponen al tanto de los problemas existentes y buscan una forma de resolverlos. Esto es interesante, porque es una forma de recibir inputs que pueden ser procesados y con ello se da respuestas a los problemas de la población.

Dejaré de lado una disertación sobre el proceso de toma de decisión, la incertidumbre y el exceso de información; para decir que esto tiene un lado bueno: y es que al estar informado puede hacer proyecciones y atajar los problemas. Lo contado, sería un ejemplo de una gran gestión en cualquier gobierno democrático y descentralizado. Pero, del que estamos hablando no es un gobierno democrático.

Lo preocupante aquí, o lo asombroso, es que si esto funciona así para el sistema de salud, es evidente que también funciona para el sistema educativo y así con los otros sistemas. De ser eso cierto, significaría que el gobierno cubano está al tanto de todo. Por lo tanto, sería capaz de reaccionar con cierta rapidez. Este fenómeno, sumamente orwelliano hace, que ellos sean capaces de detener cualquier evento antes de que entre en un punto crítico.  No solo eso, sino que, a pesar de que estas protestas ocurrieron, ellos saben cómo realizar una retaliación para evitar que se repita.

Por otro lado, este sistema orwelliano, les permite tener control de los medios de comunicación, los que les permite —y en estos son unos ases—, alterar el discurso y dar giros retóricos, lo que puede hacer de ellos una carmelitas descalzas y al resto del mundo los chicos malos. Este sistema ha sido perfeccionado por años.  

Cuba es una isla

Suena tonto, pero esa es una variable clave. Al ser una isla, la gente descontenta no tiene a donde ir. Caso contrario a Estados que se encuentran en tierra firme, donde las personas que viven en gobiernos totalitarios o dictatoriales pueden emigrar. Pueden —corriendo ciertos riesgos— desertar, desplazarse y hacer un sinfín de cosas. Los cubanos en cambio, tienen la misma opción, pero los riesgos son mayores. No es lo mismo escapar de Nicaragua, El Salvador, Eritrea, Somalía, Afganistán, Sira que hacerlo de Cuba.

A los grandes poderes les conviene.


Sí, así de claro. A las grandes potencias les conviene. A EE.UU. les conviene tener a Cuba cautiva allí. Un chico malo al que culpar de todo —los cubanos y los izquierdista de nuestra región también lo hacen y lo necesitan—, además de les conviene a los grupos de presión de cubanos en EE.UU. por todos los beneficios que han obtenido de ello. Porque, seamos sinceros, si a EE.UU. de verdad le interesara y necesitara una Cuba libre, ya habría resuelto eso por allá por los 90´s cuando no había nadie que le pusiera freno.

En el caso de Rusia y China, también les conviene que Cuba este bajo un gobierno autocrático y aparentemente aliado. Esto les da una excusa para  inmiscuirse en la zona de influencia de una potencia rival, pero también es una opción para invertir sin correr muchos riesgos. Es más fácil negociar con la Asamblea que con los diferentes empresarios que podrían existir en una Cuba Libre. El Puerto de Mariel es unapieza jugosa a la que todos quisieran hincarle el diente.

Y, en el caso de los otros poderes de la región. Aquellos gobiernos de tendencia izquierdista, ven en Cuba un ejemplo de resistencia, un chico malo al que seguir. Además, de un elemento retorico que sirve para afianzar su discurso.

Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Bolivia y Argentina en su momento lo hicieron. Y, en la actualidad, con su estilo ambiguo México, o mejor dicho AMLO también se está valiendo de ello para ganar prestigio y alentar un discurso antiyanki que le daría más prestigio y podría señalarlo como un posible líder de la región —lo ciertoes que México tiene con qué—, si puede moverse a dos velocidades: la de la izquierda con Cuba y la de la derecha con EE.UU. Aunque puede pasarle como al proverbial perro de las 2 tortas.

Es por eso, que el gobierno cubano, dentro de su terreno de juego, tiene las de ganar. Controlan el tablero y las reglas del juego. Difícilmente, podrían caer a raíz de una serie de protestas. Y, en caso de que alguna vez el régimen cubano llegase a su final, estaríamos lejos de hallarnos frente a un escenario favorable para la democracia. Es muy probable que los gobiernos autoritarios que existan en ese momento, se afianzaran, se volverían más autocráticos y receptores de todos esos políticos y agentes cubanos que saldría a toda velocidad de la isla. Pero, prefiero no especular.

En síntesis, a mi juicio, Cuba tiene un sistema autoritario muy sólido. Una maquina bien engrasada que con marchas y buenos deseos está lejos de caer. Y, gracias a la retórica, los medios de información digital —que saben manejar muy bien—, son capaces de posicionar la opinión publica internacional de la región a su favor. Así que, caída del “muro cubano” y todas entelenquias erradas, están bien lejos.

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